La tecnología de la celda solar Graetzel será la nueva alternativa ante las células de silicio que hoy circulan en el mercado.

Existen distintas maneras para capturar la radiación del sol y convertirla en energía útil. Las formas más comunes de hacerlo es mediante celdas solares fotovoltaicas y colectores solares térmicos. Sin embargo, ante estos populares métodos ya comercializados, existe una alternativa que funciona por medio de un efecto fotoquímico que evoca a la fotosíntesis: la celda solar Graetzel.
Sobre la celda solar Graetzel
También llamada célula de pigmento fotosensible, es un tipo de tecnología solar que convierte la radiación del sol en energía eléctrica. Es un invento del premio Nobel de Tecnología 2010, Michael Graetzel, creado en 1988 como propuesta alternativa para la fabricación de cámaras para captar energía con materiales de bajo costo y manufactura sencilla.
Su estructura se compone de dos electrodos planos; uno simple que suele ser vidrio eléctricamente conductivo y otro de nanocristales de dióxido de titanio, además de un colorante impregnado en el electrodo compuesto.

La celda solar Graetzel
El principio básico por el que la celda solar Graetzel funciona es el siguiente: cuando la radiación del sol pasa por el electrodo simple, el colorante absorbe la energía en fotones y traspasa un electrón al otro electrodo. En este momento el colorante se oxida, pero vuelve a su estado original recuperando el electrón perdido mediante el primer electrodo de vidrio. Este proceso en cadena es el que da origen a energía eléctrica.
A este método también se le llama fotosíntesis artificial, pues se pueden utilizar colorantes naturales encontrados en fresas y moras, que contienen pigmentos púrpura o rojo, conocidos como antocianinos. La gran ventaja de las celdas solares de pigmento fotosensible, es que son mucho más económicas y accesibles que las fotovoltaicas pues sus materiales son comunes y prácticamente se pueden conseguir en cualquier hogar. Por ejemplo, el electrodo simple no es más que un vidrio eléctricamente conductivo, mientras que el dióxido de titanio existe en materiales como la pintura y la pasta dental.
Se piensa que cuando el uso de la energía solar fotovoltaica se comercializa de manera masiva, la tecnología de la celda solar Graetzel será la nueva alternativa ante las células de silicio que hoy circulan en el mercado, pues por ahora sólo alcanzan hasta el 50 por ciento del rendimiento de una célula solar convencional. Pero el futuro está a la siguiente mañana. Ya están desarrollando innovadores productos que funcionan mediante esta tecnología, como ventanas y parabrisas que puedan almacenar energía solar.