La arquitectura bioclimática se acerca a la utopía de crear una estructura cien por ciento sustentable desde materiales a distribución de espacios.

Grandes construcciones se han destacado por su estilo y técnica, han definido épocas por estructuras hechas por y para la humanidad. Edificios y viviendas que marcaron siglos, civilizaciones y tendencias. Pero la arquitectura no sólo se enfoca en la estética, sino en el confort y en la practicidad.
Actualmente, las tendencias arquitectónicas voltean a lo ecológico y lo sustentable tras la necesidad de encontrar ahorro económico y el cuidado ambiental, aplicando técnicas de construcción que comúnmente eran usadas desde tiempos antiguos, donde la población aprovechaba la radiación natural.
Llamada desde ecodiseño, arquitectura ambiental, ecológica o solar, helioarquitectura, ecoarquitectura, edificios verdes o hasta arquitectura sustentable, la arquitectura bioclimática se acerca a la utopía de crear una estructura cien por ciento sustentable; pues es a partir de elementos esenciales en este tipo de diseño (temperatura, humedad, movimiento y calidad del aire), que se ha podido maximizar el uso de recursos naturales que favorezcan al resguardo y comodidad en una vivienda.

Libros de arquitectura bioclimática
La arquitectura bioclimática ofrece distintos beneficios tanto al medio ambiente como al usuario de la vivienda. En primera estancia, este tipo de diseño no se impone ante la naturaleza, sino que está al margen, se desarrolla con ella. Se analiza el terreno para buscar la orientación correcta donde se ubicará la casa o edificio para tener a disposición la mayor radiación solar, para obtener una iluminación natural y evitar las temperaturas extremas en invierno y verano.
Este tipo de arquitectura se dedica a lograr un ambiente agradable a través de sistemas que funcionan con la energía del medio ambiente, como el piso radiante, calefacción hidrónica o muros de agua; cuya principal fuente es el sol.
Debido a que los sistemas son parte de la construcción, funcionan de tal manera que no existe preocupación alguna por el mantenimiento de estos, de gastos extras en otras máquinas o sistemas aparatosos que realizan el mismo trabajo y se disminuye el consumo de energías convencionales hasta en un setenta por ciento.
El beneficio de este tipo de construcciones es tal que, en el caso de que cinco mil viviendas fueran diseñadas a partir de la arquitectura ambiental, se evitaría la emisión de más de 3 mi 300 toneladas de CO2 al año, eliminando así las opciones comunes como sistemas de aire acondicionado que funcionan a partir de energéticos fósiles.
Aunque la inversión económica primaria en una vivienda bioclimática resulta más elevado que las construcciones comunes, los beneficios a mediano y largo plazo resultan más que favorables. No es sólo el ahorro de energía, tampoco el ahorro económico permanente de facturas; el beneficio mayor es una vivienda que mejorará el bienestar de los usuarios que no tendrán qué preocuparse por la inestabilidad climática o por deteriorar el medio ambiente actualmente afectado.
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